La transición política chilena se caracterizó, en principio, por su moderación, pero también por ser la más prolongada de América. Quedó diseñada
como producto de alta ingeniería en esos ciclotrones de ideas que fueron los
centros de estudio (los famosos think tanks) durante el régimen castrense.
Grupos de analistas sociales creyeron inventar el parto sin dolor, es decir, la
transición sin ruptura.
Por medio de negociaciones y alianzas varias, solventes politólogos aderezaron un guion sin vencedores ni vencidos para avanzar desde la dictadura hacia la democracia. Se intentaba trazar un itinerario analgésico después de tanto dolor, acelerar un reencuentro pacífico después de tanto odio. Esta actitud les pareció a unos y otros un buen pacto. Pero desde la segunda década del siglo XXI se sintió un malestar creciente, que se expresaba en la desconfianza hacia los políticos, las Fuerzas Armadas, el sistema judicial y la Iglesia católica, así como hacia los grandes empresarios.
Publicado originalmente en 1995, Crónica de la transición es un libro que
ayudó a definir una época, retratando el complejo proceso chileno al momento de enfrentar el fin del autoritarismo y el comienzo de una nueva vida para el país. Un período marcado por complejas decisiones entre numerosas encrucijadas de intereses que el gran cronista Rafael Otano plasmó con rigor, humor y profundidad.