Los conflictos territoriales actuales no se explican si no es en vinculación con el proceso de despojo original, de hijuelación, remate y adjudicación de las tierras antiguas a los colonos, y de radicación/reducción en los remanentes a los mapuche: se repiten los apellidos, de los mapuche y de los colonos, son las mismas familias y sus descendencias, en un conflicto que se arrastra ya por mas de 100 años.
Las comunidades y organizaciones mapuche plantean sus demandas hacia la reconstrucción del territorio ancestral, hacia las «tierras antiguas», más allá de las tierras reduccionales, hacia las tierras que les fueron sustraídas de su dominio en un acto unilateral y a la fuerza por parte del Estado chileno, de las cuales jamás se enajenaron y cuyos deslindes se mantienen vivos, de generación en generación, en la memoria comunitaria, hasta nuestros días.