Ethan Jones, durante años, ha sido el causante de incontables suspiros en mujeres e, incluso, de algunos caballeros.
Dentro de esos muchos suspiros se encuentra uno nuevo, uno fresco. Un suspiro tan hondo y difícil de ignorar que podría representar todo lo que Ethan se rehúsa a reconocer y a experimentar: Grace.
Grace Spear ha aprendido que la vida hay que vivirla en cada momento. «Vive cada día como si fuera el último» es lo que se recuerda a sí misma cada vez que ve la cicatriz de su espalda.
Si hay algo que Grace ha aprendido es que a veces quien te ama y promete cuidarte, es quien te hiere y rompe el corazón. Si hay algo que Ethan ha aprendido, es que hay ciertas cosas para las que no está hecho: relaciones amorosas, bebés y familia.
Es de esta manera que los pensamientos comienzan a formarse y los secretos son confesados. Grace cree que Ethan está equivocado y Ethan que Grace es la que se equivoca, y es a través de estas contradicciones que las cosas toman su lugar.
¿Relaciones, bebés y familia? Ethan tiene mucho que aprender y Grace puede guiarlo, siempre y cuando Ethan esté dispuesto a enseñarle cosas «interesantes».
Solo basta que Ethan acepte el reto de su vida, que deje entrar lo que se ha negado a conocer, lo que cree no merecer, y Grace está muy dispuesta a ayudarlo; después de todo esto se trata de superar los miedos.
Específicamente: los miedos de Ethan.