«Los grandes cambios no se producen sino hasta que empiezan a cambiar los individuos, en sus localidades y contextos personales, para luego tocar a sus personas cercanas. Las transformaciones se mueven como un virus, que va contagiando de uno en uno, hasta formar un movimiento.»
Nuestra vida en el planeta ha llegado a un límite. Nos encontramos, como humanidad, en un punto de inflexión en el que debemos tomar decisiones radicales para que nuestra supervivencia como especie tenga continuidad. La población crece a un ritmo descontrolado, nuestro afán de competencia, poder y acumulación ha mermado los recursos naturales y ha puesto a una enorme cantidad de personas en una situación de pobreza y hambre. En este contexto, la pandemia del coronavirus vino a abrirnos los ojos, convirtiéndose en una oportunidad única para preguntarnos cómo es el mundo en que vivimos y qué queremos conservar y transformar de él para construir hoy el mundo del futuro, el que queremos vivir y heredaremos a las próximas generaciones.