Raúl Sohr conoce muy bien las discusiones globales que se imponen e impondrán en el mundo. Y sabe que entre todas hay una central, que aglutinará y determinará a todas las demás: la cuestión ecológica, la sustentabilidad planetaria, el nuevo trato con el ambiente. Por ello, advierte sin ambages: “La supervivencia de la humanidad y, por cierto, la de los habitantes de este país dependerá de cómo se enfrente el reto del calentamiento global”.
Una cuestión así sólo puede abordarse, a esta altura, con enorme voluntad social y política. Y ha de ser garantizada –no sólo reconocida– a través de constituciones que la pongan en un lugar prioritario. De eso trata este libro, que se centra sobre todo en el escenario chileno. Para ello analiza primero la Constitución del 80 y el modelo que consolidó para luego abordar el punto de no retorno al que ha llegado nuestra relación con la naturaleza.
El agudo análisis de El mundo será verde o no será se detiene de manera sucesiva en la irrupción de los ecologistas o “verdes”, el agua como un derecho humano, el reciclaje, el animalismo y los derechos de la naturaleza, para desembocar en una reflexión propositiva sobre los principios cardinales que debieran guiar nuestra relación con el planeta para que el futuro sea posible. Un ensayo urgente.