Una cárcel denigrante fue el lugar donde se concibió, en 1578, Cántico espiritual, uno de los mayores poemas de la literatura occidental. Ahí permaneció encerrado fray Juan de la Cruz por querer reformar la orden de los carmelitas. Su carcelero le facilitó papel y tinta para escribir, así como aguja e hilo con los que el descalzo pudo coser mantas y trapos para fugarse, llevándose el cuaderno con las primeras treinta y una estrofas de las «Canciones entre el Alma y el Esposo» que había compuesto de memoria en la noche de su encierro. Mediante una metáfora erótica, el poema describía una profunda experiencia mística que se vinculaba con la tradición sapiencial hebrea, buscando la comunión con Dios a través del encuentro con la esencia de la palabra bíblica, tal y como habían propuesto Casiodoro de Reina, autor de la primera y prohibida traducción completa de la Biblia al castellano, o fray Luis de León, probable maestro de fray Juan en Salamanca.
En esta nueva y reveladora edición, Lola Josa, especialista en el autor, ha fijado el texto a la luz de la mística hebrea sumergida en el poema, enmendando errores seculares de transmisión y proponiendo una revolucionaria interpretación que, libre de dogmas tanto religiosos como filológicos, da una nueva vida al poema y nos descubre un tesoro oculto de referencias, lecturas y desafíos.