Entre el estallido y la pandemia, el segundo gobierno de Piñera debió enfrentar una guerra contra enemigo poderoso e implacable. Si hasta alienígenas tuvo. Y con una oposición siempre a la altura de su gobernante, no queda otra cosa que reírse.
Como dijo uno de los muchos fans de Malaimagen en una carta que sirve de prólogo al libro: «¿Cómo puede ser tan descriteriado el autor del libro como para postular en forma clara, aunque indirecta, que Chile es un país corrupto? Además de ser una mentira, lo considero una gran deslealtad y un menosprecio a Chile y a su pueblo.
Como en sus libros anteriores Dedocracia o Boleta o factura -y citando nuevamente al ilustre prologuista-: «lo que pudo ser una voz portadora de humor y de situaciones simpáticas, lo transforma en algo francamente abominable para todos los chilenos bien nacidos». Así no más es.