Aunque soñaba con ser actriz, Sabrina terminó por estudiar Artes. Impulsada por Gabriel —su director de tesis y su amante—, decide investigar las huellas del teatro judío en la Argentina. Para eso recurre a Jaim, un viejo profesor que le sugiere revisar los restos de los archivos de la AMIA, la mutual que sufrió un atentado terrorista en 1994. “Fue en ese momento que decidí que yo me iba a dedicar a ese pasado. No es que me llamara la atención ese mundo, no más que cualquier mundo: lo que me convocaba era que hubiera desaparecido”.
La investigación resulta trabada y difícil porque la mayoría de los documentos volaron con la bomba. Hasta que un coleccionista le ofrece una caja y allí descubre el diario de Jana, una actriz del teatro ídish en la Buenos Aires de 1960. Su figura es una suerte de espejo mágico para Sabrina. Seguir sus huellas se vuelve una obsesión y todo lo demás —su familia, su carrera académica, su relación con Gabriel— pasa a segundo plano.
En La última actriz, Tamara Tenenbaum demuestra una inteligencia narrativa excepcional. Con dos personajes femeninos perturbadores y una trama tan elusiva como hipnótica, esta novela trata acerca de ser mujer, del deseo y la realización, del mito del díbuk y la posesión del cuerpo, de la tradición y la modernidad, de la ciudad de Buenos Aires y de la búsqueda de una clave existencial entre un montón de papeles quemados.