Una adolescente sueña con volver a ver a un padre que murió en una comisaría en los días de la represión más dura contra la revuelta popular. Una familia en luto que lucha por dar a conocer un caso aislado de los medios, tal como el país lo hace con su pueblo, Malloco, en uno de los bordes de la Región Metropolitana.
Una madre que debe montar una empresa de realización de bingos para costear el tratamiento del cáncer de un niño, en una población de Recoleta.
Una mujer que lucha durante años en un campamento para lograr una vivienda digna, cuya carencia la ha condenado por décadas al hacinamiento y la vulnerabilidad de su hija, en San Bernardo.
En la segunda edición de su primer libro de crónicas, «Soy Periférico», Richard Sandoval amplía su registro desde las postales cotidianas de la cultura popular -«Las señoras que venden productos Avon», «La mujer sopaipillera», «Homenaje al living-comedor»-, a una crónica narrativa madura que busca comprender el origen de un malestar social -condensado en el capítulo «Se viene el estallido»- que termina explotando en una revuelta, hito histórico del país que merece un apartado completo.
Con humor, simpleza, y la emotividad propia del drama de la injusticia territorial que se esconde debajo de la alfombra, «»Soy Periférico» es una nueva oportunidad para encontrarse con las profundidades de una ciudad que respira desde las desplazadas orillas distantes